Tipos duros

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Tipos duros

De vacaciones (un fantasma no descansa, no se cansa, no respira…sí respira, ¿qué pensaban?), tuve la oportunidad de pasar por el “Café de los Fantasmas Egregios”, donde descubrí a Raymond Carver o su fantasma, lo mismo da (por estos lares, unos y otros somos lo mismo), muy concentrado en la lectura.

Sentado a una mesa en el rincón más solitario, destacaba su particular ceño fruncido, y se lo veía muy concentrado en la lectura.

Fue en carácter de lector que me permití sentarme a su lado (de célebre no tengo nada) y por más fantasma que soy, no me animé a abrir la boca ante semejante escritor.

Hice lo que debía hacer, escuchar.

En su soliloquio, que me tuvo como audiencia, por esa condición de estar o no estar (ser o no ser como buen fantasma), pude escuchar que Carver ponderaba las cualidades del libro que tenía en sus manos.

“¿Sabes?, al primer signo de juego o de truco en una narración, sea trivial o elaborado, cierro el libro…pero este no ha sido el caso, chico”, dijo, como dirigiéndose a mí, sin dirigirse por lo que ya saben.

Raymond seguía con ese libro abierto. Apenas pude ver su título en un leve movimiento que hizo, dejando la portada a la vista por unos segundos, un instante. Tipos Duros…eso creí haber leído.

“Eternizarse frente a un grifo para sostener el sufrimiento del abandono, muy buena imagen eh… los abandonos son eternos…en el amor no somos más que principiantes…”

“Simbiosis madre hijo y hombre ajeno que la/los ama… reconozco la ternura que me interesa. Ése es el don que me conmueve, que me sostiene, esta mañana, igual que todas las mañanas.”

“Cambiarle a Dios una amante y sus tetas por un sueño propio e imposible, te juro chico… eso me hubiera gustado escribirlo a mí”. Definitivamente, el chico era yo.

“Inmortalizarse para cumplir el sueño de otro y vivir la vida de otro, postergando el sueño propio y la propia vida…La vida…una piedra que lentamente se va gastando y afilando.”

“Buenas historias, bien narradas… un amante negro en medio de los esposos en la cama matrimonial, pelotas y riñones que se venden, la chica y el chico del tiempo y sus sexos, y tantas otras… tan eclécticas y surrealistas la mayoría de ellas… circulares todas… Cualquier gran escritor, o simplemente buen escritor, elabora un mundo en consonancia con su propia especificidad. Tal cosa es consustancial al estilo propio, aunque no se trate, únicamente, del estilo. Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro…. Andrés cumple al pie de la letra con esta premisa.”

“Como en mis historias, el mundo es una amenaza para muchos de los personajes de las historias de Andrés. La gente que él elije para escribir siente una amenaza o se siente amenazado, y la mayoría de la gente siente al mundo como un lugar amenazante».

“Andrés Ortiz Tafur (así lo nombró, con nombre y apellido) tardará un tiempo terrestre importante en venir por acá…”, dijo Raymond.

“Cuando llegue, tendremos una larga charla. Tiene mucho por escribir, aunque va  por buen camino, y al fin y al cabo descubrirá, como yo lo hice antes, que a la tumba solo llegamos satisfechos si intentamos hacer lo mejor”, concluyó.

Será una buena charla entre dos tipos duros, me dije antes de irme.


Ediciones

Tipos duros, de Andrés Ortiz Tafur, fue publicado por la Isla de Siltolá, de Sevilla, pertenece a la colección Nouvelle, que agrupa las novelas cortas, los micros y los relatos; y se terminó de imprimir el 10 de octubre de 2016.

¿Que quién es el tal Ortiz Tafur?, yo me enteré viajando sin escalas, hasta las montañas de la Sierra Sur, donde ayer nevaba (o quizás hoy, no tengo muy en claro a veces las cuestiones temporales), mientras el tipo contaba de su libro, en la Biblioteca de Valdepeñas de Jaén.

Él vive en Sierra de Segura, aunque a diario se lo ve en las redes sociales, donde despotrica contra las inequidades e injusticias del mundo al que por suerte ya no pertenezco. Es un buen tipo el tal Ortiz Tafur, aunque sea un duro en apariencia y no se le conoce un editor que le haya corregido hasta el punto de ser considerado el autor de su estilo.


Andrés Ortiz Tafur, anoten el nombre del tipo, que se autodefine muy bien, fíjense ustedes, o lean:

Yo soy uno de esos tristes que piensa que la felicidad es una quimera situada en un camino por el que no transita ni Dios, o una rueda que gira en una sola dirección y nosotros unos inútiles que nos empeñamos en empujar hacia el lado contrario. Y como me gusta escribir sobre la realidad que percibo, aunque en ocasiones la aborde desde el surrealismo, pues me sale eso: gente que no es feliz y trata de serlo, o gente que, casi sin querer, pisa ese camino por el que transita la felicidad y se emplea concienzudamente en salir de él y en borrar sus huellas.”

Un tipo duro.

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