Un eslabón indispensable entre el escritor y el lector es la librería, en Buenos Aires, tenemos un buen surtido de ellas. Lamentablemente parece ser que no pasa lo mismo con los libreros, que casi podrían catalogarse como especie en peligro de extinción. En Mégara nos acercamos a un lugar donde se conjugan ambos: Librería Rodríguez Villa Crespo.
M. ¿Cómo nació la librería?
Librerías Rodríguez viene de hace como sesenta y pico de años, mi bisabuelo empezó con la librería de Belgrano (que hasta hace muy poco tiempo estaba), que es la original y después se fueron desprendiendo… en realidad todo empezó con un quiosco de diarios en Corrientes y Florida hace muchísimos años, más todavía. Esa era del abuelo de mi abuelo digamos, y después los hijos se fuero poniendo librerías en distintos lados. Y esta hace tres años decidimos abrirnos y tener nuestra propia librería y nació así, como un desprendimiento de las librerías originales.
M. O sea que viene de familia el tema: así como hay familias de escritores, hay familias de libreros.
Jejeje, exactamente.
M. Te iba a preguntar cómo llegaste vos acá, pero queda bastante claro. ¿Cómo llegaron a este barrio?
Esta es una librería que estuvo muchos años, había un matrimonio de gente grande y ya estaban cansados, no querían saber más de la librería y bueno, se corrió la bola dentro del mundo o del “mundillo” digamos de las editoriales y distribuidoras, que nos trajo hasta acá
M. ¿Y ahora están abriendo una por Almagro?
Si, frente al Hospital Italiano, allí va a estar Gustavo (Nota de M.: Gustavo es uno de los dos libreros, al cual dejamos atender a la gente mientras charlábamos con Fede.)… así que vamos a ver cómo sale el nuevo emprendimiento.
M. Si le ponen la mismas ganas que a esta seguro que les va a ir muy bien.
Si, es un local más chiquito va a estar lindo porque es más acogedor, así que la idea es que sea una librería parecida a ésta, que tenga todo lo posible y bueno… por ese lado vamos.
M. ¿Cuánto dentro de la librería tenés que tener obligado por el mercado y cuánto de lo que a vos te gusta?
Yo creo que esta librería funciona por eso justamente. Porque tenemos mucho de lo que nos gusta a los dos. Cada uno tiene un perfil distinto, yo quizás voy más por infantil y juvenil, y él por otras cosas. Esta librería, quizás a diferencia de las grandes cadenas, tiene mucho más porcentaje de lo que nos gusta a nosotros, pero siempre hay que tener cierto material. Pero la idea – por lo menos la idea mía- de librería, es que tenga todo lo posible, sin discriminación. Después uno le da el perfil que le gusta, y busca que destaque lo que quiere, pero la idea es hacerla lo más completa posible. Todo el mundo que viene tiene que conseguir lo que busca.
M. Me imagino que funciona diferente a cualquiera de las perteneciente a una cadena grande, de las denominadas comerciales.
No, ni hablar, pero el negocio chiquito tiene mucho eso. Tiene la clientela que es del barrio, ves que viven acá a dos tres cuadras (Nota de M: nosotros llegamos por la recomendación de una vecina de la librería). El porcentaje… no sé, pero creo que el 50% de lo que ves en la librería es lo que nos gusta a nosotros. Principalmente en infantil, vos vas a ver la vidriera infantil y no tiene nada que ver con lo que se ve en otras librerías.
M. Es cierto, hace poco estuvimos en una librería de las «grandes» y no tenía ni la mitad de las cosas que tienen acá… ni que hablar de los conocimientos del que te atiende.
Es que eso es lo lindo de los negocios chicos, la atención personalizada, que la gente que trabaje le guste lo que hace, o que sepan lo que les estás pidiendo o que te puedan recomendar algo dentro de tus gustos, que sé yo…
M. Digamos que lo que los distingue de la librería de una cadena, no pasa por el contenido, sino por la atención.
Tal cual como vos lo decís
M. Igual, tienen algún material que está fuera del “circuito comercial” por decirlo de alguna manera, editoriales no tan conocidas o raras para el lector.
Sí, bueno… tenemos, por decirlo de alguna manera, un poco el perfil de editoriales independientes, pero tampoco es un descubrimiento: están creciendo muchísimo. No todas las librerías tienen tanto lugar dedicado a las editoriales más chicas como tratamos de darle nosotros. Y el barrio ayuda también, es un barrio muy lector, yo trabajé en otras librerías de la familia y el perfil lector no es el mismo. Teatro o poesía por ejemplo no me han pedido y acá sale bastante. Es como que te da gusto haber venido para este lado, no estaba acostumbrado a cierto movimiento…
M. ¿Vos estudiaste algo relacionado a la literatura, o es vocación o herencia familiar?
No, es por herencia familiar y porque me gusta básicamente. Gustavo es editor y sí, en su caso, tiene mucho más que ver lo que estudió…
M. Hemos visto cerrar infinidad de librerías últimamente, ustedes están a contramano, abriendo una. ¿Es porque son kamikazes o realmente hay mercado?
Las que cierran no es porque le va mal en general. Las que estuvieron cerrando es porque les aumentan los alquileres en forma desmedida, a más del doble en algunos casos. Y después conocemos otros casos de librerías… a ver… mal manejadas. Librerías que… (no te voy a decir cuál), pero que dan lástima, porque eran señoras librerías y por temas de mala administración o son demasiados socios, o la heredan la generación siguiente no tiene tanto conocimiento y se vienen abajo. Hay que estar muy atrás de la librería, tenés mucho material, con el tema de las consignaciones, tiene mucho trabajo administrativo. Y generalmente no gusta hacerlo… Si uno lo administra mal… Y un poco de Kamikaze tenés que tener, jejeje. Nosotros apostamos mucho a que se genere lo que pasó acá y poder darle ese plus desde la atención. Somos dos tipos que nos apasiona la librería, en todo sentido. Entonces apostamos un poco a eso. Y también el perfil de librería grande en el centro es muy difícil de mantener. Acá la librería un poco más alejada, más chiquita te ayuda el boca a boca, que te conozcan y bueno… un poco es eso a lo que apuntamos… es un poco de todo.
M. El formato electrónico lo sienten mucho como competencia.
No, en este país no. Es un poco como lo que pasó con el barrio, acá pasan cosas que no suceden en otros lados. Y me parece que en este país el libro como objeto gusta mucho. Va cambiando un poco el mercado también, hoy pasa más por las editoriales pequeñas. Van a convivir y seguramente el e-book vaya creciendo acá también. El libro no está barato, eso es una realidad, entonces va a seguir creciendo. Pero me parece que en países como España o Estados Unidos fue un golpe mucho más duro al principio. Acá no se nota prácticamente. Y nosotros personalmente también tenemos mucho infantil, entonces el formato físico es casi insustituíble, por lo menos por ahora. Hay e-books infantiles pero es como que no tiene gracia.
M. Ser lector debe ser imprescindible para ser librero, me imagino.
Si, leemos mucho. Tampoco uno conoce todo ni somos monstruos leyendo. Leemos lo que nos gusta. Entonces uno quizás peca por no leer algunas cosas al leer lo que tenemos ganas. Pero bueno, es un poco confiar en el sello. Y después uno cree que el librero es el que conoce todo y muchas veces uno aprende de lo que te va diciendo la gente más que lo que uno lee. Porque salen 300 o 400 novedades por mes. Es imposible conocer todos, más lo clásicos. La mayoría no vale la pena, pero sí, salen muchos. Pero bueno, es un negocio, tampoco te podés quedar con la parte romántica de la librería nada más.
M. El de Xipolitakis por ejemplo no lo tienen…
No, jeeje, esas cosas en general no las tenemos. Tenemos un límite con algunas cosas… aunque el de Polino por ejemplo lo vendimos. Eso te ayuda a poder invertir en otras cosas que son las que nos gustan. Había librerías que se jactaban de eso ‘yo vendo solamente lo que me gusta a mí’. Y es difícil, también es un negocio, uno tiene que darse cuenta que tiene que comer. Si la parte del negocio no es tenida en cuenta es imposible mantener la librería.
Antes de tener esta charla fuimos tres o cuatros veces como clientes, y una de las primeras cosas que llamó nuestra atención es ver varias veces a algunos clientes. No solo la gente va y le deja sus dineros, si no que agradecen alegremente que los despojen de los mismos a cambio de un libro (si no nos creen no tiene más que ver la página de facebook). Esto, al márgen de cualqueir cosa que uno pueda escribir aquí, habla sobre cómo atienden su librería.
Más allá del surtido, calidad y cantidad que puedan tener dentro de su catálogo. La librería tiene un diferencial en la atención y buena onda que le ponen los que atienden. Así que si tienen ganas de volver a entrar en una librería y que los atienda un librero, no dejen de pasar por Librerías Rodríguez.