Hubo una época de silencio. Otra en la que intenté encontrar mi voz. Silencio de nuevo y otra vez intentar. En el camino tuve la suerte de encontrar quienes me ayudaron mucho. A veces una avanza sin saber muy bien cómo y hay quienes te encienden la luz. Esta editorial es un modo de decirle gracias a la Yasan, como muchas veces la nombro, cuando hablo de uno de los talleres de los que me llevé bien cargada la mochila. Le tengo que agradecer especialmente haberme hecho navegar entre navíos y borrascas, con Daniel Moyano, o leer a Andrés Rivera y a Clarice Lispector.
Trabajé individualmente y pude ejercer la osadía de atreverme con la poesía, justo con ella, premio Casa de las Américas 2008 en la categoría de poesía, por La llave Marilyn; mismo año en que Samanta Schweblin ganó en la de cuentos.
Me acuerdo que sentí una alegría inmensa al leer la noticia, parecida a la que siento hoy, al participar a todos los megarenses la presentación de su nuevo libro, el sábado 1ro. de octubre, en Brandon.
Cuando la premiaron en la 49a edición del prestigioso galardón, señalaron que fue seleccionada su obra por tratarse de «una metáfora de la soledad en la ciudad moderna, con un tratamiento original en el que destaca un lenguaje despojado e irónico, entre la imagen y el habla cotidiana”.
En mi biblioteca habitan varias de sus obras, Ripio la tengo dedicada: “Para Sandra, en el camino”.
Voy a compartir el texto de Horacio Salas, de la contratapa de mi libro:
“Uno de los métodos usuales para presentar un libro en pocas líneas, consiste en citar versos sueltos, fragmentos acertados, trozos elegidos de un espejo roto capaces de prismar la luz para que el posible lector se obnubile con matices, con juegos de colores. En el caso de Ripio se podrían elegir tantos versos precisos, tantas metáforas inéditas, tantos descubrimientos, que sería una injusticia con un libro que no acepta la lectura dispersa, ni la atomización. Se trata de un todo, un texto único que por más que se encuentre divido en poemas, merece una lectura unitaria, agregaría despaciosa y reiterada, porque cada nueva lectura descubre nuevas capas, nuevas cadencias. No suelo hacerlo, pero he leído este volumen varias veces, y en cada inmersión he encontrado distintos puntos de vista, sorprendentes, escondidas desgarraduras que pueden palparse, corporizarse en el lector en poemas sin caídas ni golpes bajos. Laura Yasan ha alcanzado su madurez creadora.
Si como afirmaba T. S. Eliot el mejor crítico es el que logra convencer a un lector para que lea un libro, ojalá pudiese lograr que el desconocido que tiene Ripio en sus manos me creyera cuando afirmo que está ante una obra que no habrá de desilusionarlo. Y que estas palabras no son de circunstancias. Vería que se trata de una poesía que desborda los chisporroteos y las modas: es pura persistencia.”
Ojalá que los que pasan por acá, se detengan y se asomen a la poesía de la Yasan, alguien que es capaz de memorizar las fallas del terreno y en el intento de huir, cometer el error de cavar un túnel con una cucharita.
Como dijo Vicente Muleiro “… me parece un arte mayor de Yasan esta combinación entre los abismos del ser y esas imágenes que aparecen de lo más vulgar de la vida cotidiana, hay que apuntar eso entre uno de sus más originales logros.”
Comparto con todos el poema que da título a mi libro atesorado por su dedicatoria, reflejo de su generosidad:
“meterse en el espejo como una forma de turismo barato
enfrentar el fastidio de los síntomas
saber que en la penumbra se inventa la mitad
reconocerse en ese cuadro
-alguien tratando de escapar desde afuera hacia adentro-
trazar a mano alzada el boceto final y compararlo
sobra la percepción
hubo tantos cerrojos para una sola puerta
y tantas puertas para una llave falsa
hubo la minuciosa construcción de un andamio
¿para llegar a qué?
¿cuál era la aventura que esperaba una vez en la cima de un castillo de naipes?
viajo en ese autobús destartalado por caminos de ripio
el recuerdo ha cambiado los pueblos de lugar
nunca supe ubicarme en el espacio
por eso dejo marcas en los paisajes rotos que genera el desorden
por eso dura tanto un viaje tan corto
no es ganarse el perdón otra forma de olvido
hay que seguir igual cuando adelante hay niebla y llueve polvo
haber salido mil veces del equívoco
para aprender a equivocarse.”
La cita entonces, es el sábado 1ro. de octubre, en Brandon, a dos cuadras de la esquina de Luis María Drago y Corrientes, donde están el maestro Pugliese y su orquesta.
No pueden faltar.
1 Comment
Interesante. Ausente con aviso ?. De lo contrario, me daba la vuelta. Será la próxima.