Las sirenas de Titán

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Las sirenas de Titán

Las sirenas de Titán es un libro tan curioso que borré la primera línea de la reseña por lo menos veinte veces. Es que ningún enfoque es realmente válido para abarcar esta obra. Como leí por ahí:

«Un libro curioso, extraño y algo incomprensible. Incomprensible que lo publiquen, que lo compren, que lo lean y lo alaben. Sin embargo, es así.»

Sin embargo, es así.

Kurt Vonnegut ha realizado varios trabajos en el campo de la fantasía y la ciencia-ficción, sin llegar a ser considerado «uno de los grandes», su labor es más que conocida, principalmente por Matadero-cinco y (llegando al público masivo) Desayuno de campeones. A diferencia de gran parte de los escritores del género, los libros de Vonnegut están realmente bien escritos. Plagados de ironía, de sarcasmo, de humor trágicamente cáustico. Como la vida misma.

Algo así, cuanto menos, debió pensar Vonnegut aquel fatídico 14 de mayo de 1944 cuando, estando él de permiso en plena Segunda Guerra Mundial, fue a descubrir el cuerpo de su madre, que yacía sobre la cama sin vida, atiborrado de somníferos; la providencia lo sorprendió con un ramo de flores en la mano… al fin y al cabo ¡era el día de la madre!

Así podemos resumir Las sirenas de Titán: maldita la gracia.

Para contarles el argumento voy a recurrir al siempre preciso Damon Knight, que lo explica maravillosamente:

«Las Sirenas de Titán es un libro sincopado, impúdico, sarcástico, que acumula extravagancias, superlativos, sorpresas gratuitas, epigramas, parodias, crudezas de adolescente. La historia se refiere a un hombre llamado William Niles Rumfoord que «ha llevado su nave espacial privada al corazón de un ignoto infundibulum cronosinclástico». Como resultado a) Rumfoord (y su perro Kazak) acaba diseminándose en el tiempo y en el espacio a lo largo de una espiral, con un extremo en el sol y el otro en Beltegause, y b) Rumbfoord, que se materializa en la Tierra y en otros cuerpos solares cada vez que éstos interceptan la espiral, puede ver a la vez todos los aspectos de la verdad, convirtiéndose así en una especie de semidiós, desagradable, pero altamente refinado»

Dicho esto, paso a decirles que lo mismo podría hablar de un panadero que pincha un neumático camino al dentista. El argumento es intrascendente. 

Vonnegut escribió una metáfora de 250 páginas. Una maravilla plagada de amarga decepción, desencuentros, pérdidas y melancolía inifinta, que inspira carcajadas sordas cada dos páginas, para dejarnos con un inevitable desaliento inmediatamente después. Una trama aparentemente inconexa, casi sin solución de continuidad, pero planeada al detalle.

Para él, la vida está plagada de sinsentidos, todo es un accidente. Todo es un chiste, un chiste de mal gusto. Esto nos dice con esta joya de humor negro.

Las sirenas de Titán es un libro imprescindible para los amantes de la ciencia-ficción «de la buena». Y para los que no lo sean: ¡léanlo!.


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