Federico Jeanmaire nació en Baradero, en 1957, Argentina. Es licenciado en Letras y ha sido profesor universitario, en la Cátedra de Literatura argentina, de Beatriz Sarlo. Investigador del Siglo de Oro, fue becado en 1990 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España para trabajar en la Sala de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, en Madrid. Ese mismo año, su libro Miguel, una biografía ficticia de Cervantes, fue finalista del Premio Herralde de Novela. Él mismo cuenta que el día que le sonó el teléfono y era el propio Herralde para decirle que le iba a publicar Miguel, dejó la carrera académica sin dudarlo un instante, y efectivamente entró en ese catálogo de algún modo paralelo, y admirable, compuesto por “los libros que casi ganan el Herralde”, y fue publicado por la editorial Anagrama. Como nadie es profeta en su tierra, fue posteriormente que la obra obtuvo el Premio Especial Ricardo Rojas, a la mejor novela argentina escrita entre 1997 y 1999, premio otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Fue el mismo Herralde según le gusta contar, quien llegó a decirle que escribía sobre disparates, lo cual no tiene empacho en reconocer, ya que su idea de la literatura es muy libre, y suele ir a contramano de los llamados escritores serios, recibiendo algunas críticas de los lectores que también se consideran serios; todo por una sintaxis poco ortodoxa, por decirlo de alguna manera. “Yo tengo una idea de la literatura como de un lugar muy lúdico, muy libre, y creo que eso debe tener que ver. Yo no lo había pensado nunca, pero a mí me cuesta leer o escuchar noticias “serias”, o no sé cómo llamarlas”, dice, y hay que creerle, si se lo escucha por ejemplo, contar la genésis de Más liviano que el aire, cuya idea era muy chiquita, una noticia en Telenoche de una señora que le pegaba un escobazo a un chico que le quiso robar, los vecinos defendieron al chico y no a la mujer y así la historia cobró vida, y hasta llegó al teatro, con Betiana Blum.
Así es él, un hombre con formación sólida que se permite jugar con la lengua y la literatura. Quizás no sea extraño, ¿quién sino alguien que conoce la materia, los recursos, los estilos, la sintaxis, la ortografía, sus raíces e historia, puede jugar con todo eso?. Rebelde o extravagante, es un cultor del oficio, ha llegado a alcanzar picos de escritura de doce horas diarias, y publicó títulos en una cantidad de sellos que lo distinguen: Sudamericana, Alfaguara, Seix Barral, Emecé, Norma y actualmente lo publica Edhasa. Además de sumar reconocimientos, el Premio Emecé en 2008 por Vida interior y el Premio Clarín 2009 por Más liviano que el aire, que invirtió en viajar a China con su hijo, viaje que le había prometido y que le recordó una vez que se supo la nominación, antes de felicitarlo.
Reconoce como influencias a Cervantes y a Sarmiento, a quien le reconoce el mérito de haber roto un canon. “Si no fuera por Sarmiento nosotros escribiríamos muy distinto. Hay muchas lenguas que tienen como lenguas literarias a unas concretamente distintas a la cotidiana, y Sarmiento es el que rompe con eso acá… A Sarmiento vos lo podés oír”, dice y también confía que si por él fuera, prefiere leerlo diez veces antes que diez a Raymond Carver. Y dice todas esas cosas, sin temor a la reprobación o a la crítica, ejerciendo su libertad de opinión y lo que es más importante, dando fundamento de todo lo que enseña cuando dice. Así como al afirmar que la literatura argentina tiene tendencia a ensañarse con algunos, como ha sucedido injustamente con Marechal, que es el que rompe la lengua literaria argentina.
No es extraño quizás su forma de decir y hacer la escritura, con los ejemplos que toma. “Tengo una ambición literaria, y a satisfacerla consagro muchas vigilias, investigaciones y estudios meditados”, dijo Sarmiento y sin duda de eso, Jeanmaire sabe.
Un profundo vacío en el pie izquierdo (autoedición, 1984)
Desatando casi los nudos ( Norma, 1986,reedición de Seix Barral, 2007)
Miguel ( Anagrama, Barcelona, 1990)
Prólogo anotado (Sudamericana, 1993)
Montevideo (Norma, 1997)
Mitre (Norma, 1998, reedición de Seix Barral, 2006)
Los zumitas (Norma, 1999)
Una virgen peronista (Norma, 2001)
Papá (Sudamericana, 2003, reedición de Seix Barral, 2007; por Edhasa en el 2015))
Países Bajos (Seix-Barral, 2004)
Una lectura del Quijote (Seix Barral, 2004)
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, edición para niños, adaptación junto con Ángeles Durini (Emecé, 2004)
Cómo se empieza a escribir una narración ( VV.AA., Libros del Rojas, 2006)
La patria (Seix Barral, 2006)
Vida interior ( Premio Emecé, 2008)
Antología Los días que vivimos en peligro (Emecé, 2009)
Más liviano que el aire (Alfaguara/Clarín, 2009)
Los zumitas/El silencio del río (Ediciones Outsider, 2010,libro doble con Juan Martín Guastavino)
Fernández Mata a Fernández (Alfaguara/Clarín, 2011)
Las madres no les decimos esas cosas a las hijas (Seix Barral, 2012)
Tacos altos, Anagrama (2016)
Fuentes: Revistateína, Eterna Cadencia