Bazterrica nos regala con Cadáver Exquisito, una novela de ficción distópica- marxista.
Apelando a una perfecta conjunción entre Aldous Huxley y el Marqués de Sade, la autora nos plantea desde el personaje de Marcos, protagonista principal y pieza necesaria en el engranaje de un mundo que necesita faenar humanos para consumo, las contradicciones, dilemas, manipulaciones de la opinión pública, y otras “bondades” de una sociedad, que, debido a la aparición de un virus letal, no podrá comer más carne animal desde entonces.
Lejos de la sutileza de la libra de carne que Shylock le exige a Antonio en el Mercader de Venecia, o del «Soylent Green» de la película de los ’70 protagonizada por Charlton Heston, Edward G. Robinson y Leigh Taylor-Young en los papeles principales (y que se nombra en la novela como una película prohibida), Agustina no recurre a ningún eufemismo o figura alegórica para describir el proceso que gerencia Marcos. El relato es, y bien vale el adjetivo, descarnado.
La manera de relatar en primera persona lo que hace, piensa, siente, goza y sufre Marcos, es sin anestesia. La Bazterrica no nos tiene piedad a los lectores.
Recuerdos y vivencias de un mundo anterior a La Transición (entre dejar de comer carne animal para pasar a comer carne humana) son las que le marcan al protagonista, sus pesadillas y sus actos, principalmente el que comienza con un regalo indeseado, que marca a fuego el relato.
La calificación de marxista responde a que en la novela, las clases sociales están perfectamente representadas: los marginales que viven de las sobras, la clase media que articula y hace posible esa sociedad, y la clase que ostenta el poder y escribe las reglas, todas escritas para los demás y en la práctica violadas por ellos.
Cualquier similitud con la sociedad actual es pura coincidencia… ah… and remember the Golden Rule: Whoever has the gold, makes the rules.
”Después de todo, desde que el mundo es mundo, nos comemos los unos a los otros. Si no es de manera simbólica, nos fagocitamos literalmente. La Transición nos concedió la posibilidad de ser menos hipócritas.” (pág. 170)
Bueno… ¿qué más decir?, terminé esta reseña y me voy a almorzar. Milanesa a caballo, con papas fritas. La milanesa… no sé, ¿soja o ternera?
Salutti a tutti.
Ghost reader.
Esta reseña merece un formato especial, porque la obra que nos ocupa, es la reciente ganadora del Premio Clarín de novela 2017.
Cadáver exquisito salió con una primera edición de 3500 ejemplares, en este diciembre de 2017 en Buenos Aires. Pero detrás de esta tirada, hay una historia, de esas que a nosotros nos gusta mucho contar. Y aunque sé que el ghost reader va a quejarse porque dirá que nos ponemos sentimentales; como editora en jefe, tengo la última palabra.
Es que cuando supimos que Agustina Bazterrica había ganado el premio Clarín de novela, la alegría fue enorme. Tanto, como ese viernes, hace un mes atrás, en que la vimos entre medias reses en una portada espeluznante de la revista Ñ.
En Mégara, un año atrás, la entrevistamos y reseñamos el encuentro feroz con su escritura, que no deja indiferente, nosotros ya lo anticipamos. Entonces decíamos así, de su libro de cuentos, publicado por Alción Editora:
«– “Y qué boca tan grande que tienes.”
– “Para comerte mejor.” (Caperucita roja)
Yo podría empezar esta reseña de una manera clásica o tradicional. Decir por ejemplo que había una vez un libro de cuentos que llegó a Mégara, y me devoró; como el lobo a Caperucita, y antes a la abuela. Como no creo en las casualidades, acá estoy tratando de develar el misterio de la lectura que me quitó el sueño y me alegra.
No me gusta la crueldad ni la violencia en cualquiera de sus formas y suelo decir vulgarmente que para dramas, ya bastante con el de la vida; convirtiendo el argumento en la excusa perfecta para huir de los libros que considero “duros”, aquéllos que deforman la realidad, resaltando la monstruosa complejidad del ser humano y los vínculos. Por eso es doble el mérito de Bazterrica, cuenta cosas horribles de una manera fantástica – sublime, sin exagerar-, y no te deja escapatoria: leés, leés y no podés dejar de leer.«
Definitivamente, Agustina lo hizo de nuevo. Su escritura es así como dijimos entonces. Ella cuenta cosas horribles de una manera sublime.
«Si tuviese que definir mi escritura tomaría la definición de una profe mía de la facu, que leyó Antes del encuentro feroz y me dijo que ella lo enmarcaría en una poética del extremo. Y creo que sí, que nunca tomo temas light porque no me interesan básicamente, y que siempre las temáticas que toco están atravesadas por la violencia, aún en los cuentos donde hay mucho humor o ironía, por debajo siempre el tema que desarrollo es bastante tremendo o es un tema de denuncia. En el caso de Cadáver exquisito, el sufrimiento sí es extremo, pero está escrita de tal manera que contrasta un poco y hace llevadera la lectura que de por sí es muy, muy tremenda. Hubo una persona que la leyó y después tuvo que tomarse un Rivotril por cómo la impactó. Hay que ver qué le pasa a los lectores.»
Así nos decía para el ciclo de radio Una puerta, una ciudad, entre otras muchas cosas, que nos respondió con su generosidad de siempre. ¿Y que le pasará a los lectores?…no podrán dejar de leer, leer y leer.
Nunca dudamos lo que iba a pasar a partir de esta visibilidad que dan los premios grandes. Dijimos y nos reiteramos: ella se merece todo está que está pasando.
Si «La literatura no es más que un sueño dirigido», como escribió Borges, nosotros escribimos en una de nuestras columnas, que le deseábamos más sueños dirigidos. Esos que son capaces de superar la propia realidad.
Lo curioso es que a veces los días tienen ciertos atajos, luminosos como ella. Será por eso que, mientras anunciábamos la salida del libro, para el día siguiente, el 30 de noviembre, un día en el que Buenos Aires derrochaba sol; nos encontramos con el libro exhibido en la librería Menéndez, y con ella allí con su sonrisa enorme y su desparpajo. Pensé en mis nociones de tiempo y de distancia, mientras nos dábamos un abrazo.
Larga vida a los libros y a la gente que los ama.
Más ediciones de Cadáver exquisito es lo que aventuramos. Eso es lo que pensamos mientras compramos varios ejemplares. Uno partió para Génova, otro se va el jueves para Barcelona.
¿Mi ejemplar?, yo no tengo uno todavía, el ghost reader no me quiso prestar el suyo, y se fue dando un portazo, al ver cómo terminó su reseña, que por cierto…continuará. No quise discutir con él, pero esta novela de Agustina, merece reseñas multiplicadas, como la alegría de saberla premiada.
Sandra Patricia Rey.