Antes del encuentro feroz

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Antes del encuentro feroz

portada sobre ilustración de Alicia en el país de las Maravillas de Pablo Bernasconi

Portada sobre ilustración de Alicia en el país de las maravillas, del libro Finales, de Pablo Bernasconi


“Y qué boca tan grande que tienes.”

– “Para comerte mejor.”  (Caperucita roja)

Yo podría empezar esta reseña de una manera clásica o tradicional. Decir por ejemplo que había una vez un libro de cuentos que llegó a Mégara,  y me devoró; como el lobo a Caperucita, y antes a la abuela. Como no creo en las casualidades, acá estoy tratando de develar el misterio de la lectura que me quitó el sueño y me alegra.

El libro en cuestión, está dedicado por la autora, a su abuela y a su madre; dos personas luminosas, según aclara. Paradojalmente, Antes del encuentro feroz, también lo es.

No me gusta la crueldad ni la violencia en cualquiera de sus formas y suelo decir vulgarmente que para dramas, ya bastante con el de la vida; convirtiendo el argumento en la excusa perfecta para huir de los libros que considero “duros”, aquéllos que deforman la realidad, resaltando la monstruosa complejidad del ser humano y los vínculos. Por eso es doble el mérito de Bazterrica, cuenta cosas horribles de una manera fantástica – sublime, sin exagerar-, y no te deja escapatoria: leés, leés y no podés dejar de leer.

Son veinte relatos de dos o tres carillas a veintipico el más extenso, y uno más, un hiperbreve. Todos y cada uno, consiguen pulsar algún sentimiento, es que “…el libro ofrece, idénticas dosis de “espanto y felicidad”, esa fórmula mágica de las buenas lecturas”, como bien dice Andrés Neuman en la contratapa.

Un conejo entre las piernas de una niña en Roberto, el relato de apertura, sirve para anticiparte lo que se viene: aliens, lobos, sueños, cementerios, lo onírico y lo fantástico, simetría y círculos perfectos, gatos, infartos, sórdidos huecos, la tierra y el agua. Un infierno y su arquitectura.

Hace bastante tiempo atrás, empezaron a llegar a mi correo electrónico, unos e-mails, alguien me invitaba a seguir al conejo blanco, el de Alicia en el país de las maravillas, claro; el primer libro que leyó entero, ella sola, Agustina María Bazterrica, a quien le importa el antes y el después de las cosas, tanto como a su co-equiper, Pamela Terlizzi Prina, que cuenta que ese espacio: “es tiempo porque sabemos que es lo mejor que podemos dar.”

Lo fantástico es que yo había seguido al conejo alguna que otra vez, pero fue el posteo de otra criatura feroz, a miles kilómetros de distancia, la que me hizo relacionar una cosa con otra. Como le pasa siempre a los despistados incurables, recién entonces me di cuenta que El mensajero, de Correa Fiz, está dedicado a Agustina María Bazterrica, la de Antes del encuentro feroz, y que son amigas.

La lectura y la escritura son actos solitarios y no. Cuando un libro te hace olvidar del tiempo y de todo lo que te rodea, te regala un mundo. ¿Cómo agradecerlo? Haciendo correr la voz, así es como hacemos en Mégara por lo menos.

Mientras escribo esta reseña, en piyama todavía (placer de los días libres), después de rehacer el mate y con Milo roncando a mis pies; posteo la presentación, que será hoy. Un video fantástico como la escritura y las ilustraciones de la portada y las interiores, obra de la artista mexicana Erika Kuhn, que te dejan con ganas de más. Mientras escribía, llega el sonido amortiguado de un mensaje en el teléfono y recuerdo otros, como el de la prótesis dental rompiéndose en el piso, y “el pequeño sonido del líquido rojo moviéndose en silencio”, ensangrentando el pie de la protagonista de Sonido.

El sonido es el de un mensaje incrédulo de Agustina. “Ya lo leíste??? En serio??”

En serio, lo leí y me dormí, tan rendida al sueño como a la lectura. Tan en serio, como para necesitar cerciorarme, al despertar, si tenía mis brazos y piernas en su lugar. Tan en serio como para respirar aliviada y alegrarme de la imperfección que sigo siendo, después de la lectura de Círculo.

O el pozo era muy profundo, o ella caía muy lentamente, porque mientras descendía le sobraba tiempo para mirar alrededor y preguntarse qué iría a pasar a continuación”, leemos en su libro preferido.

Y acá estoy yo, apenas una mujer en piyama (ya ves…no sos la única que puede quedarse días encerrada leyendo en piyama, aunque yo no haya estudiado Artes en la UBA para justificarlo, sino Derecho, en la misma universidad y a esta altura no sienta culpa), reseñando después del encuentro feroz y luminoso con la literatura que me gusta y me inspira.

La que te asalta de repente, moviendo tu curiosidad, la que te da repelús pero te hace avanzar. Hay que hablar de incesto, de locura, de desamor, de lo abyecto en lo cotidiano, del abuso, el abandono y el crimen, consiguiendo conmover por esa paradoja que mencioné al principio, hacer bello lo más miserable.

La artista elegida para ilustrar la espantosa y feliz lectura de Antes del encuentro feroz, Erika Kuhn, dice: ”Para mí, el dibujo es otra forma de escribir, mi forma de escribir mis diarios y registrar el tiempo y los acontecimientos el resultado de mi contacto con el mundo.

No podía haber sido más acertada la elección para acompañar la escritura de Bazterrica. Ya lo dice su admirado Lewis Carroll: “Los flamencos y la mostaza pican. Y la moraleja de esto es: «Pájaros de igual plumaje, hacen buen matrimonio».”

¿Cómo retribuir buenas lecturas? “Te regalo todo lo que dije hasta ahora”, puede leerse en el primer libro que leyó sola y entero. Eso hago entonces, le regalo esta reseña, sin más remedio.

– “No quiero caminar entre locos», dijo Alicia.

– “Oh, no puedes hacer nada», le respondió el gato, «todos estamos locos aquí». (de Alicia en el país de las maravillas)


Ediciones

Lo dejamos en plural porque esperamos que haya muchas. Mi ejemplar es un regalazo de su autora, de la 1ra. edición (preciosa) de Alción Editora, por lo que no extraña encontrarse con un libro lindo de verdad, desde sus dimensiones, un 16 x 16, que le sienta perfecto. Se terminó de imprimir en noviembre de 2016, en La Docta, y tiene ilustraciones de Erika Kuhn

Sandra Patricia Rey
Sandra Patricia Rey
Autora del libro de cuentos Matrioshkas; Pegaso, un libro infantil ilustrado; y de los poemarios No hay más vuelos reales (Editorial En Danza) y Altar doméstico (La Ballesta Magnífica)

6 Comments

  1. Silvina De Rosa dice:

    Apasionante!
    Gracias…

  2. Eme dice:

    Librazo! me encanta como escribe esa mujer. Linda reseña.

  3. Isabel Uribe dice:

    Gracias por esta reseña. Tengo muchas ganas de conocer a Agustina Bazterrica a través de su literatura.

  4. Abril Castañeda dice:

    Podrías digitalizar el libro. ? Es imposible conseguirlo en México.

    • Sandra Patricia Rey dice:

      Hola Abril, no puedo digitalizar el libro porque estaría violentando la reglamentación vigente. No es algo que se pueda hacer. Pero te comento que el libro tuvo una reedición con cuentos nuevos por el sello Alfaguara, bajo el título 19 garras y un pájaro oscuro. Saludos

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